Buenos días ☀️. Por aquí seguimos experimentando con nuevos materiales y todas sus posibilidades. Estas últimas semanas nos ha tocado espuma de afeitar.
Muchas veces había oído hablar de la espuma de afeitar para trabajar con niños. Sus posibilidades de creación, sus beneficios para la iniciación a los trazos, el trabajo de los sentidos, sus cambios de estado... ¡y nosotros sin probarla!
Un día, al hacer la compra, la vi, una muy económica, y me acordé, la compré y nos pusimos a jugar.
La primera vez que la usamos la pusimos directamente sobre la mesa. La tocamos, la olimos, hablamos de las sensaciones que nos causaba, de sus cualidades y sus usos. Y, simplemente, nos dejamos llevar.
Al final salieron cosas interesantes: quiso escribir la letra E que había aprendido en el cole, dibujar una pista y hasta los coches acabaron en la bañera.
Lo que nos sobró lo congelamos, a ver qué pasaba.
Y aquí la segunda vez.
Esta vez la presentación fue diferente: la espuma estaba en la bandeja del horno, con un poco de colorante alimenticio de diferentes colores y unos palillos chinos. La idea era mezclar y dibujar.
Mezclamos, trazamos, dibujamos, nos llenamos las manos y nos acordamos de la anterior que habíamos congelado. La sacamos y experimentamos: temperatura, textura, color, olor, parecidos, dureza. La machacamos, la mezclamos, vimos cómo se deshacía.
Finalmente la volvimos a congelar toda para otro día.
Fue impactante el cambio de estado, nos sorprendió mucho. No les voy a contar para que lo prueben. El bote no llega a costar 1€ y nos da infinitas posibilidades.
¡Anímense!
Saludos.